Estrategias de organización y recomposición de las familias de la frontera durante la Guerra Apache, Sonora, 1852-1872.

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2012-06-04

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El Colegio de Sonora

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La importancia de la familia como forma de organización social radica en su universalidad, ya que ha estado presente en todas las culturas a lo largo del tiempo. La antropología, la sociología y la historia, son tres ramas de las ciencias sociales desde las cuales se han hecho relevantes aportaciones al estudio de la familia. Desde sus distintos enfoques, estas tres disciplinas han abordado diferentes aspectos de esta institución. La Antropología fue la primera en considerar a la familia como un objeto de estudio, ocupándose de estudiar su estructura y los sistemas de parentesco. A partir de estos estudios se acuñaron importantes conceptos como filiación, parentesco y grupo doméstico. Por su parte, la sociología se ha interesado en la función que desempeña en la sociedad, haciendo comparaciones entre las funciones de la familia durante la época preindustrial, y las familias nucleares de los medios urbanos. Por último, la historia ha centrado su atención en mostrar los cambios ocurridos en la estructura y función de la familia en distintos espacios, a través del tiempo, adoptando para ello diversos enfoques y metodologías. El objetivo del presente trabajo es indagar en las estrategias de organización que adoptaron las familias que habitaban los distritos afectados por las incursiones apaches a mediados del siglo XIX, y la forma en la que volvían a reconstruir y estabilizar los grupos domésticos en situaciones de pérdida repentina de uno o varios miembros. Desde el siglo XVIII inició un conflicto bélico que enfrentó a la población asentada al norte del espacio hoy conocido como Sonora, con distintas bandas de apaches. A mediados del siglo XIX las hostilidades se presentaron en seis de los nueve distritos administrativos en que se dividía el estado en esa época. Estas incluían incursiones de apaches a los pueblos, caminos y campos de labor, por lo que las familias asentadas en el territorio de guerra estaban expuestas al peligro. En este contexto, la Iglesia y el Estado eran dos instituciones que aún no lograban tener una presencia sólida en la vida cotidiana de los habitantes de la frontera debido a la falta de sacerdotes por parte de la primera, y la permanente escasez de recursos que impedía a las autoridades civiles garantizar la defensa de los vecinos y exigir el cumplimiento de las leyes. Esta situación propició que la familia fuera la institución encargada de proveer a los individuos que formaban parte de ella de los bienes necesarios para la vida diaria, de trabajo y de ayuda en caso de alguna emergencia. Las familias asentadas en el espacio disputado a los apaches, habitaban en un lugar donde el territorio de confrontación bélica era el ámbito público y doméstico en el que se desarrollaba la vida diaria, por lo que era posible que las familias perdieran miembros de manera súbita y violenta en alguna incursión sorpresiva de apaches. En este contexto, las familias funcionaban como unidades económicas que consumían lo que producían, y no era extraño que un solo individuo desempeñara varias ocupaciones a la vez. En estas actividades de auto abastecimiento participaban todos los miembros del grupo doméstico, incluidos los niños. En el espacio y período que se aborda en este trabajo, una familia podía ser fundada por una pareja mediante el matrimonio o el concubinato, o por una persona célibe, que reagrupaba en torno a sí a individuos de diversos orígenes que no tuvieran una familia propia. Las familias fundadas por una pareja pasan por varias etapas, la primera de las cuales es la elección de la pareja y la formación de un nuevo grupo doméstico. En esta primera etapa, se ha registrado una incidencia importante de parejas que realizaban su primera unión con miembros de la familia extensa, haciendo de la endogamia una práctica recurrente. Una vez unida una pareja, los vínculos de colaboración con sus grupos de origen no se rompen lo que les da acceso al reconocimiento afectivo y a heredar los bienes y recursos materiales de sus ascendientes. Es también en este momento cuando se inicia el proceso de formación de un patrimonio propio, lo cual posteriormente permitirá al nuevo grupo doméstico emanciparse de sus grupos de origen.La siguiente etapa de un grupo doméstico se caracteriza por la llegada de nuevos miembros. No todas las nuevas parejas llegan a este momento, debido a la mortalidad y al peligro latente que significa un ataque de apaches. Para los grupos domésticos con poco tiempo de formación, la llegada de nuevos miembros supone un aumento a su capacidad para producir bienes de autoconsumo. La mortalidad desestabilizaba constantemente los grupos domésticos. Es por ello que la muerte de uno de los cónyuges se considera una etapa más en el ciclo de los grupos domésticos. Se han identificado segundas, terceras y cuartas uniones, especialmente entre jefes de familia masculinos. Así, el ciclo de los grupos domésticos consiste en la primera unión, la llegada y muerte de algunos miembros, la muerte de uno de los cónyuges y la nueva unión del cónyuge sobreviviente con otra pareja, con lo que el ciclo inicia de nuevo. Además de la pareja fundadora y los hijos biológicos, un grupo doméstico también podía admitir a hijos adoptivos, hijos de crianza, cautivos apaches y sirvientes. Estos grupos domésticos presentan varias características propias de la organización de las familias de Antiguo Régimen, como la organización holista, la presencia de integrantes que no comparten vínculos consanguíneos, su funcionamiento como unidad económica y la transmisión de las señas de identidad, como el apellido y la herencia. Estos grupos domésticos se caracterizan por la inestabilidad derivada de la alta mortalidad por distintos motivos. La importancia de las funciones desempeñadas por la familia en este contexto hacía necesaria la rápida reconstrucción del grupo doméstico, por lo que se flexibilizaron los vínculos entre los integrantes de las familias. Esto permitió la adopción de estrategias que permitían reagrupar rápidamente a las personas que hubieran perdido su grupo doméstico y reconstruir aquellos que hubieran quedado incompletos. Entre estas se encuentran preferencia a realizar segundas nupcias con un hermano del cónyuge fallecido; también la formación de grupos domésticos encabezados por hombres o mujeres célibes, quienes agrupaban en torno a sí a huérfanos o personas que carecieran de medios de trabajo. Los huérfanos se incorporaban a otros grupos domésticos de su familia extensa en calidad de hijos adoptivos o criados; también podían considerar unirse a una pareja y fundar así su propio grupo doméstico. Por último, se ha identificado que el vínculo del compadrazgo funcionaba como un mecanismo de salvaguarda en situaciones extraordinarias. En el contexto de la frontera de guerra se formó una sociedad donde la familia asumió algunas funciones que correspondían al Estado y a la Iglesia. Entre estas podemos citar actividades de defensa, legitimación de nuevas familias y regulación de las pautas morales. El espacio de sociabilidad en el que se desenvolvían las familias se caracteriza por ser el escenario de la guerra, de modo que todos los individuos quedaban expuestos a peligros similares en caso de una incursión de apaches. Esta homologación del peligro y la participación de toda la familia en la producción de los bienes necesarios para la vida diaria favorecieron la atenuación de las relaciones de sociabilidad al interior de la familia, lo cual volvió menos jerárquica la relación del jefe de familia con el resto de los integrantes del grupo. La activa participación de las mujeres y los niños en la producción de bienes de autoconsumo ayudó a matizar la relación de estos con el jefe de familia; esto derivó en la formación de una moral que daba más importancia al trabajo y la colaboración con la familia y el grupo doméstico, que a la pureza sexual en sí misma, lo que permitió flexibilización de la formación y reconstrucción de las familias. Las familias también jugaron un papel fundamental en la defensa contra las incursiones apaches, pues aportaban una buena parte de los recursos para sostener la guerra, incluidas armas, víveres y combatientes. Aunque las autoridades civiles eran las que coordinaban las acciones de defensa, el éxito de sus disposiciones dependía en gran medida de la colaboración de los vecinos.

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Ciencias Sociales

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