Conflictos ambientales y participación social: el caso de Cytrar, en Hermosillo, Sonora (1987-2005).

Abstract

En 1984 Ford Motor Company inicia las gestiones para la implementación y operación de un confinamiento controlado de residuos peligrosos, siendo en diciembre de 1988 cuando obtiene la autorización correspondiente de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE). Nueve años después, se inician una serie de movilizaciones y protestas sociales en contra de la operación del confinamiento (siendo ya propiedad de la compañía española Tec Med) mismas que llevan a la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (SEMARNAP) a la clausura del confinamiento en 1998; sin embargo, el conflicto ambiental continuó. Los residuos peligrosos se originan en las diversas actividades de producción de bienes y servicios satisfactores de nuestros estilos de vida; una vez generados, los residuos deben tratarse tecnológicamente para minimizar su peligrosidad ó minimizar su cantidad; sin embargo, por la naturaleza misma de los procesos productivos, forzosamente siempre habrá una cantidad remanente de residuos, los que se deben aislar del ambiente, a fin de no impactar negativamente a los distintos ecosistemas ni a la salud humana, para lo cual se han creado los confinamientos controlados de residuos peligrosos. No obstante, alrededor del mundo, la mayoría de los confinamientos han sido objeto de rechazo; esto debido principalmente a la percepción de riesgos que los distintos actores de la sociedad tienen sobre ese tipo de instalaciones, ya sea por impactos negativos en el ambiente ó por los posibles efectos que tienen sobre la salud humana. Dicha percepción social de riesgo se asocia con la forma en que las personas perciben los peligros que una situación de riesgo representa; no se trata necesariamente de la magnitud objetiva del peligro mismo, sino de su particular apreciación, misma que está influida por valores sociales, culturales económicos y políticos diversos.